

Me quedo observando un rato la foto que le he sacado a mi madre mientras comíamos y la veo mayor. También está muy guapa, pero lo que me impacta ahora es que en su gesto hay una edad que antes me pasaba desapercibida. No puedo evitar el siguiente torbellino de pensamientos y me pongo a pensar que en algún momento dejará de estar, que dejará de comer conmigo, de partirse de risa, de abrazarme, de darme consejos. Voy en el bus y empiezo a contener las lágrimas. Ya estoy echándola de menos por adelantado.
Echar de menos por adelantado es una mierda. Siempre he pensado que si fuera actriz, llorar se me daría genial. Puedo estar tranquilamente yendo a trabajar, mirando por la ventanilla, leyendo, a punto de dormirme un día normal… Y pum, ese torbellino de pensamientos que acaba en lágrimas más o menos abundantes —depende de si puedo o quiero controlarlas— aparece de la nada. Qué haría, qué pasaría si mamá no estuviera, si papá o Sofía no estuvieran. Si no estuviera ninguno, si me quedara sola. Mis tías, mis primos… ¿Y mis amigos?
¿Seré capaz de soportarlo? ¿Que falte alguna de mis amigas? A ellas, que las doy por sentado tanto. Se me pone un nudo en la garganta gigantesco y ese dolor en la frente, la nariz y arriba en la garganta. Un STOP sin mirar, un atragantamiento, un bulto. Cualquier cosa, cuanto más rebuscada mejor. Recreo situaciones horribles en mi cabeza, como si ponerme en lo peor e imaginármelo con todo lujo de detalles me fuera a dar la falsa seguridad necesaria para ir preparándome poco a poco. Como si ver la película en mi cabeza me sirviera para estar lista, para que el plot twist no pueda sorprenderme.
Que nada te prepara para la muerte de un ser querido, de momento, no se lo he conseguido explicar a mi cerebro.
También me imagino la mía muchas veces. Mi muerte, digo. Si muriera de repente, cómo sería. Cómo reaccionaría mi familia, cómo lo harían mis amigos. Cómo se irían enterando, cuál sería la red de comunicación entre ellos, sobre todo con mis amigos desperdigados, los que no tienen relación con ningún otro. ¿Cuándo se enterarían? ¿Qué harían entonces? También antiguos compañeros de trabajo, de la uni, del cole. Un día cualquiera tomando café. ¿Te acuerdas de Ángela? Y luego me llamarían por el apellido, que Ángelas éramos varias. Se murió el año pasado. Qué fuerte, ¿de qué? Hacía mucho que no la veía. Me contaron que le cayó un tiesto en la cabeza, que estaba en una montaña rusa que descarriló, que esperaba tan tranquila en una terraza cuando un coche perdió el control y la embistió.
Llevo unos meses siendo más consciente de la mortalidad que nunca. Leo sobre cáncer, accidentes, tragedias. Me fijo mucho en las esquelas del periódico, presto atención a conversaciones de las que antes pasaba. Veo a mis tías, a mis padres, a los padres de mis amigas haciéndose mayores. También soy más consciente que nunca de que la muerte nada tiene que ver con la edad o condición física. Tengo un nudo en el pecho al que ya me he acostumbrado, pero que a veces se hace más pesado. Veo las noticias casi todos los días, me interesan religiones de las que nunca había oído hablar y que luego olvido, ritos, curiosidades, testimonios. Estoy teniendo la etapa que tienen muchos preadolescentes de obsesión con este tema ahora. Pero es que es tan fácil morirse que resulta paradójico que estemos vivos.
La muerte ocupa mi cabeza estos días, no puedo hacer otra cosa que hablar y escribir sobre ella. Aquí el anterior texto, un poco menos amigable, aunque este tampoco lo haya sido mucho.
Todos los fotogramas son de la peli Robot Dreams, que no va sobre la muerte exactamente pero sí sobre fantasear y echar de menos.
soy numero uno victima y causante de obsesionarme con mi mortalidad y mi circulo! cogia a mi perra muchas veces y decia wow un dia no estará y lloraba literal! las pérdidas son lo peor y nunca te puedes preparar para ellas por mucho que lo intentemos, una locura lo de vivir!! siempre hay que ver lo de que no importa nada lo que hagamos pero por eso importa todo!!! o asi es como i cope
un abrazo <3
No puedo evitar pensar que cuando quieres mucho y aprecias mucho a las personas, eres consciente que no estarán para siempre y eso te hace vivir en el presente y no dar por hecho su existencia. La muerte siempre se entiende como algo negativo y turbio, pero queramos o no, es una realidad. La única certeza, de hecho. Es tristísimo pensar que las personas que quieres con todo tu corazón algún día no estarán aquí, me pasa también, pero creo que también sirve para recordarnos que lo importante es querernos y cuidarnos mientras estemos en este plano juntos. Y aprovecho para recordarte que te quiero muchísimo ❤️🩹 y que también te echo mucho mucho de menos.