Hace un mes, mientras patinábamos, hablaba con una amiga sobre las rutinas de la infancia: las dinámicas en el cole, las series y las películas que veíamos una y otra vez, los juguetes… Y de golpe, nos entró una nostalgia tremenda que había que solucionar rapidísimamente.
Echando un ojo por apps de segunda mano descubrí lo cotizados que están los tamagotchis de primera y segunda generación, los que tuvimos nosotras allá por principios de los 2000. ¡Los hay por más de 100€! Recuperar el mío era imposible, ya que de tanto usarlo el botón del medio se nos rompió a mi hermana y a mí cuando éramos pequeñas, aunque el tamagotchi escacharrado sigue por casa todavía.
Recuerdo estar preparando el baile de las fiestas del colegio, las tres clases del curso juntas en el patio y cada vez que se paraba la música, correr a sacar a nuestras diminutas mascotas hechas de píxeles de debajo del polo del uniforme. Lo pienso ahora y me sigue extrañando que los profesores nos dejaran, pero creo que fue tal boom que fue imposible pararlo. Toda una generación obsesionada con dar de comer y emparejar a su tamagotchi con el de sus amigas.
Como el título es un spoiler total, no me queda otra que confesar que encontré uno muy parecido al que tenía de pequeña por un precio razonable y que me lo compré. Tardé más de lo que me gustaría admitir en ponerlo en marcha —el huevo no quería eclosionar— y lo llamé como mi compañera de trabajo, lo que nos dio para muchas risas la semana que duró. Porque sí, un viernes lo guardé en el bolsillo pequeño de la mochila y no me acordé de él hasta la hora de cenar, cuando ya era un angelito. Tienen unas exigencias de cuidados muy altas estos bichos, aunque el mío ya era adulto y no se hacía caca ni se ponía malo tantas veces como cuando era un bebé.
Tras esta experiencia brevemente dramática, ahora tengo dos tamagotchis —uno que no funciona y otro muerto— y una moraleja: si algo fue bueno en el pasado, mejor no intentar que vuelva a serlo. Lo bueno fue bueno por multitud de factores, porque era su momento. Si todo ha cambiado, mejor dejar los recuerdos donde están, que ya surgirán otros nuevos.
✨🎄 ¡Feliz Navidad! 🎄✨
Yo vengo a decir que los de nueva generación son insoportables, tienen cámara de foto y todo, pero puedes ponerles una niñera para que no se mueran.
Fue volver en el tiempo... Las ganas que tenía de tener uno y lo que costó que me lo compraran! Lo disfruté mucho, aunque creo que fui de las madres menos cuidadoras de mi generación, jaja